Consuelo Poblete
Su pasión por la gastronomía existió siempre y la comenzó a poner en práctica muy temprano en su vida, con sus hermanas, preparando las meriendas para las labores de trilla en la región de O’Higgins. Hoy en día, en su restaurante El Abasto, ella combina el diseño, los saberes ancestrales de los habitantes de la zona y todo el cariño que entrega en cada plato. Además trabaja en comunidad para dar a la comida la importancia que tiene como fuente de conocimientos, de nuestra energía diaria y de nuestro futuro.
¿Cómo combinas el diseño y la gastronomía?
Creo que ya venía combinada desde los talleres de mi profesor Ricardo Lang, y se fue haciendo más presente con la apuesta por la valoración de lo propio, la identidad local, el orgullo campesino, la sustentabilidad, y de darnos cuenta del poder transformador de la comida como agente de cambio social, económico y ambiental.
¿Qué experiencia quieres ofrecer a las personas que asisten a tu restaurante?
Primero que todo, comer rico, llenar el corazón y luego entender que el plato es contendor de un territorio, su paisaje y su gente. Abrir la despensa para admirar lo que tenemos y hemos tenido por generaciones, que estamos llenos de técnicas ancestrales, de saberes y haceres, y que el apalancador comercial para esto, y para dar valor al trabajo campesino, es justamente el comer y beber; maridar el territorio con nuestra propia despensa; y su infinidad de posibilidades.
¿Qué desafíos y satisfacciones conlleva ser dueña de un restaurante?
Es un tremendo trabajo diario; no hay carta fija. El diseño del menú está a merced de la temporada, disponibilidad de productos, y creatividad de la cocina. Entender que un restaurante es un embajador del territorio, la puerta de entrada a conocer la despensa, un lugar para intercambiar ideas, construir comunidad, reconstruir el tejido social campo&ciudad, y de paso mejorar al mundo.
¿Nos podrías contar sobre las organizaciones culturales en torno a la comida en las que participas?
Participo en Food Design Nation que posiciona al alimento como motor de reflexión político, artístico, cultural y social. También dirijo Asegmi AG. (asociación gremial de emprendedores gastronómicos) cuyo desafío es posicionar a O´Higgins como destino enogastronómico.
Además integro la Plataforma Cooperativa Agroalimentaria Conboca que es la primera aproximación de un ecosistema local de actores que interactúan a través de la gastronomía, generando una comunidad de consumo local, abriendo las posibilidades de puntos de comercialización de pequeños productores (AFC), posicionando despensa, identidad territorial y generando conciencia en los comensales, a través de somos lo que comemos y lo que consumimos.